Es fundamental que el primer paso de un examen del sistema visual sea la anamnesis. Se trata de uno de los pasos más importantes de la exploración oftalmológica. La posibilidad de encontrar una anomalía depende, en muchos casos, de los antecedentes familiares oculares.
Por ejemplo, si uno de los progenitores tuvo que llevar ocluido uno de los ojos durante la infancia y en la exploración no hay una distinción clara entre ambos ojos, lo más probable es que la terapia de oclusión fuera satisfactoria. La oclusión es necesaria cuando uno de los ojos se desvía del eje adecuado con respecto al otro ojo. Las desviaciones oculares más comunes son aquellas en las que el ojo gira hacia la nariz (esotropía) o hacia fuera de forma transitoria (exotropía). La desviación menos usual es la vertical, pero es la que presenta más síntomas.
Las desviaciones se clasifican con base en la intensidad de la desviación o se determinan en función del ángulo o las dioptrías prismáticas. El sistema visual está tan desarrollado que incluso en aquellos casos en los que ambos ojos no se encuentran alineados correctamente, la imagen que recibe la retina y, por consiguiente, la corteza visual, se percibe como una sola. El problema surge cuando uno de los ojos gira tanto que las imágenes que proyectan ambos ojos en las retinas no se combinan y no se perciben como una sola, momento en el que entra en escena la visión doble. Cuando la imagen se proyecta en los puntos correspondientes de la retina, la visión es óptima, con una sola imagen y estereopsia (percepción de la profundidad). No obstante, si el ángulo de giro es demasiado amplio, no puede darse una sola imagen. En este caso, el sistema visual ignora la imagen del ojo desviado con el objetivo de percibir una sola imagen.
¿Se resuelve así el problema? Cuando se suprime un ojo, lo más normal durante la etapa de desarrollo de la visión (por ejemplo, entre los 3 y los 8 años), las desviaciones son muy difíciles de detectar. De hecho, las desviaciones leves son normales y aceptables.
Existen varias formas de detectar por nosotros mismos desviaciones más pronunciadas. Por ejemplo, mediante una prueba de oclusión. Cómo realizar la prueba:
- Utilice un objeto con forma de raqueta pequeña (una cuchara de madera, por ejemplo) con el que ocluir los ojos.
- La persona que se somete a la prueba debe enfocar un objeto que esté a más de 6 metros de distancia (por ejemplo, el pomo de la puerta).
- Comience ocluyendo un ojo (con el objeto elegido) y observe con atención si el que no está tapado se desvía.
- A continuación, cubra el segundo ojo y vuelva a examinar atentamente si se produce alguna desviación.
- Repita estos pasos varias veces para cerciorarse.
- Si no detecta ninguna desviación, el resultado de la prueba será negativo, es decir, no habrá anomalías evidentes.
- No obstante, si el ojo gira hacia la nariz, es decir, hacia dentro, se tratará de una exotropía; asimismo, si el ojo gira temporalmente hacia fuera, será una esotropía.
- También puede realizar esta prueba para examinar la visión de cerca, enfocando un objeto pequeño (por ejemplo, la parte superior de un lápiz).
En caso de no tenerlo claro o de desviaciones más pronunciadas, le recomendamos acudir a un especialista para realizar pruebas más exhaustivas.