Nuestro hijo se lo está pasando en grande a la vez que mejora su precisión visual. Desde su primer diagnóstico, trabajar con él ha sido muy difícil. Se aburría con facilidad y no encontraba nada de motivación para dejar de hacer lo que fuera que estuviera haciendo y ponerse con sus ejercicios visuales. Odiaba sus entrenos oculares, ¡pero ahora los pide! Al principio, algunas actividades le parecían imposibles de completar. Sin embargo, no se daba por vencido, ya que encontraba muy interesantes y sugestivos el diseño y la estructura de cada «juego», como él los llama. Dice que son muy graciosos. A medida que ha ido progresando, ha apreciado claramente las mejoras, lo que le ha ayudado a ganar autoestima y mejorar su sistema visual. Estamos muy contentos y satisfechos. ¡Gracias por mejorar la vida de esta familia!